La vida es como un suspiro, pero en ese corto tiempo, los recuerdos, las alegrías, los triunfos y tristezas generan un cúmulo de vivencias que mantiene infinita la vida de un ser amado, Mónica, como no vivir en tu recuerdo, todas las alegrías que nos brindaste , esa sonrisa angelical que marcaba la verdad de tu mirada, los momentos de entrega y ese consejo cariñoso que evitaba cualquier caída en el camino, hoy te vas con el Creador pero sin lugar a dudas has marcado la tristeza de nuestros corazones con un toque sublime de amor y entrega, que tu viaje al encuentro del Señor te ponga en compañía de aquellas personas que como tú nos brindaron por muchos momentos la misma verdad de la vida, ellos seguro estoy, serán aquella mano que se extiende para que el viaje se complete con seguridad y regocijo. A todos los que disfrutamos de tu presencia pero muchos más a tu esposo, hijos, padres y hermanos que tuvieron el privilegio de compartir contigo la cotidianeidad de la vida, no les digo que no derramen sus lágrimas ni que este sufrimiento sea como una espina que desgarra el alma mismo, no hacerlo sería negar su vida misma, pero que la fortaleza del espíritu de Moniquita y la fortaleza de su luz sirva de consuelo desde hoy hasta el encuentro final en el reino celestial, sus oraciones serán ahora confortadas por ella y sus pedidos ahora serán entregados de forma directa al creador, dedíquenle cada momento de sus alegrías y tristezas al recuerdo inmortal de esposa, madre, hija y hermana porque ahora ella estará con ustedes en la eternidad misma.
Familia Echeverría Yánez