Julio R. Almuina

EDUARDO VEGA - escribió en Facebook :
Esta semana ha sido muy triste para mi familia y amigos. Falleció un gran amigo mío de la infancia. Julio R. Almuińa. Tenemos la misma edad y nos conocemos desde la década de los 60s. Éramos de la barriada del Parque de la Pera situado en el Ensanche de La Habana. Crecimos juntos, fuimos a la misma escuela, íbamos a las mismas fiestas y compartíamos una gran hermandad. Julito, le decíamos, era un muchacho alegre, con una sonrisa espectacular, sincero, bien parecido, y buen amigo. Tenía un gran sentido musical, lo había heredado de su familia materna. Con todas estas cualidades tenía un iman para las mujeres. Sin embargo, no era un tipo mujeriego a pesar de su atracción masculina. Nuestro grupo tuvo un evento que fue trascendental en nuestras vidas. La celebración de los quince (15) años de Magaly, quien se convirtió en la esposa de Manolito Carracedo. En los ensayos de los 15, Julito pudo conquistar a María de Los Angeles. Su esposa de más de 50 años e indiscutiblemente la mujer de su vida. Julito fue reclutado por el odioso servicio militar, donde cumplió tres (3) años. Transcurría la década de los 70s en Cuba y a pesar de todas las restricciones y visisitudes nosotros estábamos rocking. Ahora tenemos 70 años! No somos inmortales. Vino la década de los 80s y yo con mi familia pudimos escapar por El Mariel a USA. Julito con su familia, esposa y dos hijos, pudo emigrar a Venezuela. Allí permaneció hasta el principio de los 90s y gracias a Dios vino a este país. Así nos re-encontramos en Miami. Pasamos algunos fin de años juntos. Pero era un tiempo difícil para ambos cuando tratábamos de sobrevivir o triunfar en este país. Año tras año, Julito y María nos enviaban una postal de Navidad. Siempre llegaba a tiempo. Yo reaccionaba y le enviamos otra postal, y todos los años mi esposa y yo decíamos; “El año que viene seremos los primeros en enviarle la postal a los Almuińa”. Nunca pudimos….siempre ellos eran primeros. Nos perdimos por espacio de alrededor 20 años hasta que otra vez nos volvimos a re-encontrar en el 2018. De ahí en adelante, nos veíamos más frecuentemente. En su casa, en la mía, en la de nuestros amigos y además compartimos vacaciones juntos. Fue un gran amanecer en nuestra relación de amigos. Julito se veía bien. Veo sus recientes fotos y videos en nuestras reuniones y aún no puedo creer su fallecimiento. Antes de morir, tuvo un gran sufrimiento por la pérdida de su hijo mayor. No hay dolor más grande para unos padres que perder un hijo. Siento mucha pena por María de Los Angeles. La aprecio mucho y aún no me puedo imaginar su gran dolor. Julito nos deja un gran legado, muy buen amigo. Eso lo sabemos todos sus amigos, hombre de familia y los amaba con delirio. Y aquellos que no lo conocieron, cuando lleguen al cielo, pregunten por el si quieren tener un buen amigo. Yo no dudaré en buscarlo.