Mi hermosa Mima,
Le doy gracias a Dios por tu vida y por haberte escogido para ser mi abuela. Tu partida me ha hecho comprender el perfecto plan de Dios. Él no se equivoca, y todo lo que hace es perfecto. Aunque me duele inmensamente no poder hablarte, abrazarte, besarte, reír contigo y compartir mis días a tu lado, tengo una paz profunda al saber que estás gozando en la presencia de nuestro Padre Celestial.
Gracias por habernos dado todo de ti y por ser una bisabuela tan excepcional para tus bisnietos. Pero más que nada, te agradezco por haberme enseñado el camino de Dios. Gracias por tus oraciones, tus consejos y tu amor incondicional. Nunca olvidaré el día en que acepté a Cristo como mi Salvador, tú estabas a mi lado.
Gracias a Dios por tu vida, Mima. Te amo con todo mi corazón, y mi historia no sería la misma si Dios no me hubiera bendecido con una abuela como tú. Me siento tan orgullosa de poder decir que tú fuiste, eres y siempre serás mi abuela, hasta el día que nos volvamos a encontrar en el cielo.
Hasta entonces, Mima, sigue gozando en la presencia de nuestro Señor.
Te amo para siempre.
-Tu nieta, Ileene